
Tengo tanto que aprender, pero ¿Quién te enseña? Un instructor de vida se haría millonario. Y tengo ganas de despertarme un domingo a la mañana y que sea un día feliz. Quiero abrir los ojos, que el solcito me pegue en la cara, desperesarme, taparme rápido por el frío pero ese frío otoñal lindo. Y que alguien entre por la puertita con un riiiico desayuno y una sonrisa y se siente al lado mío y me vea comer. Quien me da esos domingos, me da amor.
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